Envejecer con arte y sufrimiento: Rembrandt 1
Sobre Rembrandt ya escribí anteriormente, pero no en este sitio.
Lo hago de nuevo retomando el escrito anterior que hablaba de las brutales circunstancias en las que supo crear con más belleza, pasión y sabiduría que ningún otro artista. Pero además…añado toda una sinfonía de autorretratos en los que vemos envejecer y cambiar al artista y su propio arte de manera absolutamente increíble. No conozco otro caso de artista que a base de autorretratos deje tanta constancia de su evolución artística además, claro, de su propio envejecimiento.
Van a ser dos entradas:
1.- Esta sobre los autorretratos.
2.- Y otra sobre las penosas condiciones contra las que Rembrandt se enfrentó llegando a ser mejor artista conforme las cosas empeoraban.
Esta entrada se corresponde con el calendario de Contraplano del mes de noviembre por cuyo retraso pido perdón. El FONDO DE ESCRITORIO para descargar y decorar tu pantalla lo tienes aquí mismo acompañado de una soberbia frase del actor y director francés Jean-Louis Barrault (1910-1994), llena de humor y realidad.
Verás que hay mucha obra por medio del texto y ¿Sabes qué?
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PINTAR TODO Y MÁS
Este capítulo podría llamarse “La vida del artista ilustrada por él mismo” pues se puede contar animada con sobredosis de ilustraciones y algunos datos biográficos ilustrados… pero todo es facil dado que una gran parte de la obra de Rembrandt está dedicada a la evolución propia y la de su entorno vital, incrustados todos en su obra como dioses, alegorías, personajes y figurantes. De estos casos sólo una muestra coloco aquí. Este es un caso que yo no he visto en ningún otro artista. Un mismo retrato con versiones en tres años distintos: 1627, 1628 (que puedes ampliar a lo bestia y sorprenderte de su factura), 1628-2- y 1629, ambos también para ver en detalle). Los otros dos son también de 1928 (o casi).
Rembrandt sembró de retratos de toda la familia para parar un tren, todos los registros y papeles posibles del arte.
Y Rembrandts con “desparecidos” (no está mal escrito… quiero decir con “no parecidos”), para que no se vea claramente su identidad, en cualquier crucifixión o banquete de los muchos que hizo.
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Creo que jamás me veré organizando una entrada como esta en la que, tras desechar muchos cuadros , dispongo de mogollón de obras del artista más “autorretratado” de la historia del arte para ilustrar su crecimiento ya que no llegó a declinar en ningún momento en su potencia creativa. O sea, que paciencia y disponte a disfrutar de un recital de Rembrandt.
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Pero ojo!, verás que hay mucha ilustración a veces alejada de su comentario… disculpa y procura seguirlo pues mi impericia en el tema no me permite hacerlo mejor por más que lo intento.
Quiero reflejar el enorme empuje para las transformaciones de este artista, tanto en el arte como en la vida. Tuvo que sobreponerse a momentos muy dolorosos tanto en la familia como en la profesión… no faltó quien le apuñalara si tenía esa oportunidad como verás en la siguiente entrega.
LA GRANDEZA DE LA CONTRADICCIÓN
Rembrandt es un maestro en la síntesis de términos contradictorios. La luz que crea es bastante real sin que se corte de poner una sombra o una claridad donde le viene bien a la obra… al margen de su realidad o no. Luz real pero inventada. Lo mismo le pasa con sus personajes, llenos de realismo para su época pero absolutamente encajados, casi caricaturizados en muchas de sus obras. Reales pero inventados. Su escenografía es impensable en la época y con una teatralidad inexistente hasta que él la plasmó… posible pero absolutamente inventado.
Ante el caballete, con una luz imposible de conseguir en su época, su hijo Tito (seguramente) como artista.
Esa capacidad de mirar todo, reflejar mucho e inventar lo necesario (y no exactamente por ese orden) es lo que da ese dinamismo a toda su factura y que apreciamos en sus autorretratos y en el resto de su obra.
Y el mismo tratamiento daba a la alegría y la amargura, grandes presidentas de su vida.
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EL CAMBIO PERMANENTE
Creó distintos tratamientos pictóricos, de grabado, de temas y de firma… es la más cambiante que yo sepa en la pintura, pasando desde una simple “R” de Rembrandt a “RH” de Harmen, apellido familiar, a “RHL” es decir, de Leyden su ciudad natal, a “REMBRANT” porque apreció la firma con el nombre a secas en los renacentistas y barrocos italianos (Leonardo, Miguelangel, Rafael…), a “REMBRANDT” como firma artística dejando la anterior para la firma de documentos y contratos.
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REMBRANDT EN REBAJAS
Sus virajes son tan copernicanos que hay toda un rosario de atribuciones y descalificaciones de su obra hoy día… desde el Caballero del Casco, el gran retrato casi logotipo de Rembrandt cuya autoría está en discusión, hasta media docena de sus obras eternas… porque su taller se basaba en la copia por sus alumnos de sus propios cuadros y el mismo Rembrandt corregía y ampliaba creando un tandem imposible de delimitar.
Además, se vendía como obra propia, mucho más rentable que “obra del taller de Rembrandt”… Y por si esto fuera poco, modificó tanto su estilo en repetidas ocasiones que llevó a expertos a valorar como “auténtica” una sola época, lo que ponía en candelero el resto.
El propio Rembrandt decía cosas como “Estoy pintando ahora de una manera tan libre que lo mejor es que la gente mire la obra de lejos, porque de cerca no valoran lo que a mí me agrada”.
Él, todo un “culo de mal asiento”, creaba unos grabados totalmente pictóricos para, sin aviso previo, pasara a hacer una estampación de absoluto dibujo simple ligeramente tramado… si la vida es ZIG ZAG, cuando todos lo suponían en ZIG, él ya andaba en ZAG.
Realizó 600 pinturas (Que podrían quedar en 300 con las revisiones), 400 grabados (Rebajados a 300) y 2.000 dibujos que se piensan excesivos. Yo no acabo de creerme este dato porque, humildemente lo digo, siendo menos trabajador y artista que el maestro, hice de una sola serie 3.ooo dibujos… o sea que en este aspecto creo que más bien se habrán perdido un montón posiblemente destruidos por el propio artista.
(Siendo niño me encontré por la calle varios dibujos manchados y arrugados de Muñoz Barberán, excelente artista murciano que pintaba los murales de una Iglesia en mi pueblo… y los había tirado él mismo. Y no eran nada malos. De hecho hay una serie de bocetos de los hermanos Carracci que me recuerdan inevitablemente aquellos tirados a la calle de mi infancia. Y yo tengo buena memoria para esto).
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Y como trabajador ejemplar y profundo, Rembrandt nos dejó un paquete enorme de retratos propios, más de los que hay aquí, en distintas técnicas: óleos, grabados y dibujos.
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Dejo para despedirme dos de sus más prodigiosos retratos propios. El del fondo de pantalla en el que se pintó como San Pablo y el último de todos, del mismo año de su muerte.
Este se puede ampliar mucho.
¿No te parece un prodigio de habilidad y técnica impropio de un machacado -como verás en la próxima entrega- poco antes de morirse?
Indico los años de ejecución, la edad del artista (O nada si no lo he encontrado) y algunos se pueden ampliar lo suficiente para ver la textura, la pincelada y en definitiva genialidad técnica de su vejez, el mismo año de su muerte por amargura y tristeza.
(Continuará, como en las viejas novelas por entregas. En unos días)
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